Antes de la pandemia, entre diversos y acelerados cambios orientados hacia los procesos de digitalización, la transformación en este sentido se consideraba más bien como un factor supuestamente necesario en buena parte del mundo empresarial. Pero cuando las tecnologías emergentes fueron descubriendo las dificultades que vencer para que la empresa afrontase este nuevo panorama, aquellas compañías que no se habían preocupado de valorar la transformación digital con realismo y sentido de futuro, comprobaron la imposibilidad de adaptarse a la nueva situación. Había que enfrentarse con urgencia a este postergado desafío. Dos años más tarde el panorama es otro, la mayoría de las empresas cuenta actualmente con proyectos para diseñar sus estrategias a medio y largo plazo de la mano de la transformación digital
Marcar la diferencia entre “digitalización” y “transformación digital” – con sus respectivas repercusiones y posibilidades -, es el obligado punto de arranque del informe «La transformación digital de la mano del cloud computing y DevOps”, dirigido por Jordi Freixas, investigador de OBS Business School. Clarificación imprescindible, se insiste, sobre todo en estos momentos. En efecto, mientras que la primera consiste en el paso de la información de un formato físico a otro digital, la segunda involucra a todas las áreas de una organización: a su cultura, a sus procesos y productos y a sus diferentes activos, alcanzando también a los clientes y a los competidores.
Y es que la transformación digital permite que las empresas compitan mejor en un entorno económico que cambia constantemente a medida que la tecnología evoluciona. El informe recuerda que, tras meses de sobre esfuerzo de las empresas para adaptarse a un entorno digital por imposición de la pandemia, este año la atención se desplazará de la supervivencia a la recuperación, y muchas volverán a examinar y evaluar su estrategia a largo plazo, especialmente en lo que respecta a cambios y procesos digitales.
Según el informe “Digital Transformation Index” de Dell, que recoge las opiniones de 4.600 directivos de empresas de más de 40 países, solo un 5% de las organizaciones se sitúa como “líder digital”. Un dato preocupante es que la mayoría de los encuestados cree que puede tener problemas en un futuro por no haber abordado estas transformaciones, y un tercio directamente asume que puede quedarse atrás en un plazo de 5 años. Entre las razones que frenan su modernización, aluden a la falta de habilidades de los empleados, la escasez presupuestaria y otras cuestiones que tienen que ver con la ciberseguridad y la privacidad de los datos. Este informe insiste también en que los países emergentes son los más maduros en digitalización, con India, Brasil y Tailandia encabezando el ranking mundial. En contraste, los mercados desarrollados se están quedando atrás: Japón, Dinamarca y Francia muestran los niveles de madurez digital más bajos. Las empresas españolas se sitúan por encima de la media alcanzada en la zona EMEA (Europa, Oriente Medio y África), justo detrás de Italia y Portugal, pero superando ampliamente a Francia y Dinamarca.
Este informe se valora mejor si vemos que las tecnologías en las que las empresas europeas se plantean invertir en los próximos tres años tienen que ver con la ciberseguridad, la infraestructura 5G, las soluciones de gestión de datos, la privacidad, y los entornos de cloud híbrida.
Sin olvidar que la tecnología desempeña un papel vital para mantener las economías a flote y, entre otras cosas, ofrece muchas oportunidades nuevas para el mercado laboral: en 2020 fueron más de 500.000 los puestos vacantes para expertos en ciberseguridad y datos que quedaron sin cubrir en Europa. “En consonancia con los valores europeos, el itinerario hacia la década digital debe reforzar el liderazgo digital y promover políticas sostenibles y centradas en el ser humano capaces de empoderar tanto a las empresas como a los ciudadanos”, afirma Jordi Freixas.
El estudio destaca la mejora de la posición de España en cuanto a los servicios públicos digitales. Todos los indicadores se mantienen significativamente por encima de la media, con un aumento de la puntuación desde los 80,9 puntos obtenidos en 2019 hasta los 87 puntos de 2020, superando a Finlandia y a los Países Bajos y a dos puntos del primer puesto (Estonia). España ocupa el puesto número 10 en el ranking de los Estados miembros de la UE. Sin embargo, nuestro país está por debajo de la media en cuanto a la utilización de esos servicios públicos digitales por parte de la ciudadanía.
En general, el uso de los servicios digitales vía Internet en España ha aumentado durante el pasado año, alcanzándose unos resultados superiores a la media de la UE, especialmente para hacer cursos en línea y la reproducción de música, vídeos y juegos. En cuanto a otras áreas, el 60% de los usuarios de Internet españoles utilizan la banca digital (frente a una media de la UE del 66 %), el 64% hace compras online (frente a una media de la UE del 71 %) y el 15% vende en línea (por debajo de la media del 23 % de la UE). “Estos resultados pueden indicar un menor nivel de confianza en Internet, lo que podría estar impidiendo a los usuarios aprovechar plenamente los beneficios de los servicios digitales”, afirma Freixas.
Convine subrayar que las empresas españolas aprovechan las oportunidades que ofrecen las tecnologías digitales en línea con la media de la UE. Así es somo el 43% cuenta con un sistema electrónico de intercambio de información (frente a la media de la UE del 34%), el 11% accede a análisis de macrodatos (frente al 12%), el 16% utiliza la nube (un 18% en la UE) y casi un tercio tiene al menos dos cuentas en redes sociales para promocionar sus productos y servicios. Además, el 19% de las pymes vende en línea (ligeramente por encima de la media de la UE del 18 %) y el 7% realiza ventas transfronterizas a otros países de la UE. El 9% del volumen de negocio de las empresas españolas procede de las ventas en línea.
En este sentido Freixas concluye: “España puede beneficiarse enormemente de la transformación digital si todas las pymes y microempresas perciben las ventajas que dicha transformación aporta para sus actividades empresariales. Las medidas para incluir la digitalización y adoptar la IA junto con otras tecnologías emergentes pueden potenciar la capacidad de innovación de la economía española, impulsada por las pymes”.