Tras un año de pandemia, los retos de seguridad existentes en el mundo digital se han intensificado entre los teletrabajadores, hasta el punto de ruptura. En otras palabras, la seguridad corporativa no está a la altura de la nueva normalidad, tras la introducción del trabajo remoto, ya que muchas organizaciones aún no lo han estudiado y revisado adecuadamente.
A esta preocupante conclusión, entre otras, llega un reciente informe de Fujitsu, señalando que muchas organizaciones pueden haber generado accidentalmente una cultura en la que los empleados se han vuelto más reacios que nunca a informar sobre posibles problemas de seguridad. Predomina en ellos una creciente sensación de aislamiento al trabajar en remoto, mientras su capacidad de solicitar a un compañero de trabajo un consejo casual sobre estos temas disminuye con el tiempo.
Este reciente informe fue realizado por Longitude/Financial Times en septiembre de 2020 y se centró en un amplio espectro laboral buscando entender hasta qué punto las empresas internacionales reconocen el reto al que se han enfrentado al extender el trabajo desde casa. Para ello fueron entrevistados 331 altos ejecutivos de organizaciones de 14 países. Todos procedían de cinco grandes grupos industriales: servicios financieros, comercio minorista, fabricación y automoción, energía y servicios públicos, y gobierno central/federal.
La propagación mundial del coronavirus COVID-19 obligó a muchas organizaciones a apresurarse e introducir medidas a corto plazo con el fin de permitir el trabajo desde casa, hecho que llevó a un aumento del uso de los servicios en la nube. Muchas organizaciones también relajaron las restricciones de acceso a las redes y datos corporativos, a través de dispositivos personales y redes domésticas no seguras. En consecuencia, muchas compañías también han visto aumentar exponencialmente su exposición a los ciberataques, lo que deja a los responsables de TI con mucho trabajo por delante.
En el informe se sugiere que las organizaciones corren el riesgo de un aumento de las superficies atacadas y que existe claramente una reticencia generalizada de los empleados a informar sobre posibles incidentes de seguridad. Conclusión, los líderes deben priorizar comportamientos y mentalidades de ciberseguridad más sólidos
No hay que olvidar que muchas de las vulnerabilidades más preocupantes de la ciberseguridad involucran negligencia o ignorancia humana, lo que no es un problema nuevo, pero la pandemia del Covid-19 obligó a incrementar el énfasis en las personas estableciendo comportamientos ciberseguros. Como resultado, las industrias se han visto obligadas a enfrentar los desafíos que suponen la seguridad del trabajo remoto generalizado y de una sociedad que funciona cada vez más en línea.
Esto significa que los comportamientos de ciberseguridad deben convertirse en algo natural para las personas de todo el espectro de la fuerza laboral. ¿Qué puede hacer su organización para fomentar esto?